jueves, 4 de mayo de 2017

MURIÓ EN FILIPINAS EL PADRE JOSÉ BENABARRE, CENTENARIO RELIGIOSO RIBAGORZANO




A principios del pasado mes de marzo, nos llegó la noticia de la muerte en Filipinas del religioso José Pascual Benabarre Vigo, conocido en la comunidad benedictina como el padre Benigno. Murió a los 102 años, tras una vida intensa y azarosa que lo llevó a ejercer el sacerdocio y la acción misionera por diferentes lugares del planeta. En los últimos tiempos, residía en las islas Filipinas, en cuya capital, Manila, dirigía el colegio católico benedictino de San Beda.

Mosén José Benabarre había nacido el 23 de mayo de 1915 en la pequeña localidad ribagorzana de Aler, muy cerca de Benabarre, a cuyo municipio pertenece. A los 11 años ya fue llevado a Barbastro para estudiar para misionero en la casa de formación que la orden benedictina tenía en el cercano monasterio del Pueyo. Dieciocho monjes de la orden fueron asesinados allí en el verano de 1936, poco después de estallar la Guerra Civil. El padre Benabarre perteneció a la comunidad del Pueyo entre los años 1926 y 1932. El haber sido enviado al monasterio de Lemos, en Lugo, para continuar estudios le permitió salvar la vida. Sobre sus compañeros asesinados, publicó el libro “Murieron cual vivieron” (1991), en el que recoge fotografías y diversos apuntes biográficos. Cuatro de ellos eran ribagorzanos: los padres Antonio Suárez Riu (conocido como el padre Honorato) y Anselmo Palau Sin, nacidos en Torres del Obispo; el padre Aurelio Boix Cosials, de Pueyo de Marguillén; y el hermano Vicente Burrel Enjuanes, natural de Juseu. El último viaje a España del padre José Benabarre fue para asistir en octubre de 2013 a la beatificación de sus compañeros en Tarragona y a los actos posteriores celebrados en El Pueyo.

Ordenado sacerdote en 1938, ejerció como cura rural en varias parroquias del obispado de Barbastro hasta 1944. Posteriormente viajó a Chile y Filipinas como misionero y realizó estudios de pedagogía en la Universidad Católica de América en Washington.  Como misionero, estuvo en Puerto Rico y, de nuevo, en Filipinas, donde se doctoró en Filosofía por la Universidad de Manila. Desde 1961 a 1966 fue rector del Colegio filipino de San Beda, donde dirigió también la escuela de Derecho.

En 1963 regresó a España debido a una grave enfermedad. Durante su recuperación, se licenció en Teología pastoral por la Universidad Pontificia de Salamanca. A los 88 años, se reintegró en la Abadía Nuestra Señora de Montserrat de Manila y pasó sus últimos años en Filipinas simultaneando la vida monacal con la pedagógica y pastoral del colegio San Beda.

Fue escritor prolífico y en su larga vida publicó cuarenta libros y numerosos artículos, muchos de ellos de tema religioso. Destacan sus libros de memorias “Mis primeros 73 años” y “Mis primeros cien años”, este último escrito en inglés. Sin embargo, para mí, es especialmente atractiva una modesta publicación sobre su pueblo que recopiló en 2001 y tituló “Aler. Nido de ruiseñores. Apuntes para su historia”, donde recoge numerosos datos y viejas fotografías de la pequeña población ribagorzana en la que nació y a la que volvía cuando sus numerosas obligaciones se lo permitían. Él mismo me la proporcionó y la guardo con cariño en fotocopias encuadernadas. El padre Benabarre también colaboró con frecuencia en la última fase de la publicación comarcal “El Ribagorzano”.

En los más de cien años de vida del religioso, nuestra comarca ribagorzana ha perdido numerosa población. Andamos por ello también escasos de personajes destacados e ilustres. El padre José Benabarre Vigo ha sido, sin duda, uno de ellos. Descanse en paz.

Carlos Bravo Suárez

(Artículo publicado en la Revista Guayente, abril de 2017)
 

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