domingo, 5 de julio de 2015

BERLÍN, AÑOS 30


                                                        
“Hermanos de sangre”. Ernst Haffner. Seix Barral. 2014. 248 páginas.

Hace un par de años, en 2013, el editor alemán Peter Graff recuperó una novela olvidada que narra las peripecias de un grupo de jóvenes y adolescentes que logran sobrevivir a duras penas en las calles y plazas berlinesas, en medio de la tremenda crisis social y económica que azotaba a la Alemania de entreguerras. Se trataba de un duro relato publicado en 1932 con el título de “Juventud en la carretera de Berlín”. El libro fue prohibido por los nazis tras su ascenso al poder, y de su autor, Ernst Haffner, se perdió la pista para siempre. Sólo sabemos que fue periodista y asistente social, que vivió en Berlín entre 1925 y 1933 y que posiblemente conoció de primera mano la cruda realidad de la que trata su única novela conocida. Al parecer, Goebbels lo llamó tras la publicación del libro y de Haffner nada más se supo. Seix Barral, tras el éxito obtenido en Alemania, editó la novela el pasado año en nuestro país con el título de “Hermanos de sangre” y el subtítulo de “Una novela berlinesa”, en una magnífica traducción del alemán del destacado escritor Fernando Aramburu.

“Hermanos de sangre” es un descenso a los bajos fondos berlineses, donde muchos jóvenes, algunos casi niños, hambrientos y desarraigados, buscan alimento y cobijo, habiendo de recurrir con frecuencia a las formas más elementales de supervivencia. Procedentes de familias desestructuradas, con padres que murieron en muchos casos en la Primera Guerra Mundial, huidos de orfanatos y correccionales de los que entran y salen sin parar, deambulan sin trabajo ni ocupación por las calles berlinesas practicando pequeños hurtos, prostituyendo por necesidad sus cuerpos jóvenes y librándose del frío en atestados cafés, bibliotecas públicas, cines de sesión continua o inmundas pensiones de mala muerte. Pocos son quienes los ayudan y la policía berlinesa los persigue con saña, así que la solidaridad y el apoyo mutuo entre ellos los lleva a constituir pequeñas bandas con estrictas normas de pertenencia, que practican con crueldad la venganza con quienes se enfrenten a ellos o los traicionan. La denominada “Hermanos de sangre” es la banda que protagoniza esta novela y le da título. Una banda que, aunque siempre tiene a la policía pisándole los talones, va aumentando el grado de su actividad delictiva hasta convertirse en unos expertos carteristas.

Con una prosa seca y cortante, el libro se inscribe dentro de un duro realismo social que desnuda las miserias de las sociedades empobrecidas y la salvaje lucha por la vida que se establece para sobrevivir en tiempos de aguda crisis económica. Hay momentos espeluznantes y tremendos en el libro, como cuando uno de los jóvenes viaja de Colonia a Berlín abrazado a un eje del tren a escasos centímetros del suelo, o cuando los propios jóvenes castigan físicamente con obligada crueldad a quien ha intentado engañar a uno de sus miembros.  Se destacan también las dificultades de estos jóvenes para salir de la espiral de delincuencia en la que acaban fatalmente atrapados. Así lo experimentan dos de ellos que intentan alejarse de la banda y montar un pequeño negocio de calzado que les permita sobrevivir honradamente al margen de la delincuencia. A pesar de la ayuda y comprensión que reciben por parte de la dueña de la pensión en que se hospedan –uno de los pocos personajes buenos del libro–, su pasado reciente, la policía implacable y las leyes despiadadas que no entienden de cambios ni de arrepentimientos van a sembrar de obstáculos y hacer difíciles sus buenos propósitos.

La recuperación de “Hermanos de sangre” es una buena noticia literaria. La novela constituye un verdadero documento de cómo la crisis económica golpeó con dureza a los más desfavorecidos en las populosas calles del Berlín de los años 30 del pasado siglo. Un perfecto caldo de cultivo para que el nazismo lograra apoderarse en poco tiempo de los designios de esa sociedad cada vez más empobrecida, cruel y ansiosa de algún tipo de venganza.

Carlos Bravo Suárez


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